lunes, 24 de marzo de 2014

Punto ar: más control oficial sobre Internet

Punto ar: más control oficial sobre Internet

Apartir del 5 de marzo, los dominios terminados en .ar que son administrados por el organismo oficial NIC Argentina dejaron de ser gratuitos , como lo habían sido durante 25 años. Cuando sus titulares los renueven (el cobro no es retroactivo) deberán pagar por los com.ar, que constituyen el 98% del total, unos 160 pesos por año.
Además, las empresas u organizaciones deben ahora validar su identidad con una nota certificada por escribano, requisito poco frecuente en otros países, donde el registro de direcciones se caracteriza por la inmediatez. Estas y otras medidas burocratizaron el proceso y provocaron airadas quejas.
"El problema no es que cobren los dominios. Tampoco cuánto los cobren. El problema es la ineficiencia del servicio. En mi caso, tuve que viajar 900 kilómetros desde la provincia donde vivo para presentar los papeles que el NIC me pide para completar la renovación de mi dominio", dijo a LA NACION un pequeño empresario del interior. Es que, además, el año último, el NIC cambió las condiciones y ahora los registrantes de personas jurídicas deben certificar su identidad ante escribano público, así como los datos de la persona jurídica (SRL, SA, sociedades de hecho, etcétera).
En Facebook ( https://www.facebook.com/NicArgentina ) los comentarios exponen la misma queja. La valoración de la gestión del NIC Argentina por parte del público no es menos sintomática: 1,7 puntos sobre 5. Más del 77% (771 personas sobre 997) le otorgó la calificación más baja.
Según fuentes del sector consultadas por LA NACION, los dos cambios impuestos por esta gestión son razonables . Por una parte, al verificar que el que registra un dominio representa legítimamente a una persona jurídica y que esa persona jurídica existe, se evita la usurpación de marcas o de identidad. Al cobrar por los dominios que terminan en .ar, se desalienta el registro especulativo y se generan recursos legítimos.
El error parece haber estado en que el nuevo sistema se implementó mal, con poco personal y sin tomar en cuenta que muchos titulares no saben qué es un dominio ni los detalles de su implementación (la delegación de DNS, entre otras cosas). Hubo usuarios, por ejemplo, que perdieron sus dominios de sitios comerciales y, con esto, dejaron de percibir el dinero de los avisos o la venta de productos. Sobre este turbulento escenario llegó la noticia de que, además, había que empezar a pagar.
Consultado acerca de por qué habían tenido una afluencia de público que los desbordó, el NIC respondió, por correo electrónico: "Principalmente por desconocimiento de la posibilidad de completar el procedimiento de registro y cambio de datos 100% online . Otra de las causas es porque los dominios estaban dados de alta a nombre de web masters o empresas de hosting. Previendo esto, NIC Argentina hizo una campaña que duró desde 2012 hasta agosto de 2013 para que la gente actualice los datos en el sistema anterior. Lamentablemente, mucha gente no actualizó sus datos, manteniendo información antigua o incorrecta, y eso hoy genera que los dominios no puedan obtenerse. Por esto, los dueños reales de los dominios se enteran sólo cuando el sitio se vence y, en su desesperación, ven como mejor opción ir directo a nuestras oficinas".
NIC Argentina tiene, a todo esto, una sola oficina en el país.
Para otras personas la experiencia fue positiva. Un usuario dijo a LA NACION: "Ayudé a un amigo a pasar del sistema viejo al nuevo y, luego, a renovar su dominio. La actualización tiene unas pequeñas vueltas (alta de perfil nuevo con ingreso y validación de datos reales, confirmación por mail, pedido de importación de los dominios del viejo usuario, envío de un PIN y validación del PIN). Parece complicado, pero con el tutorial que tienen es llevadero. Una vez que tenés los dominios en el nuevo usuario, la renovación se hace en dos o tres clics. Lo único que se demoró fue el envío de un mail para verificar. El resto, por suerte, perfecto".
Es que, para las personas físicas, la validación es menos complicada que para las jurídicas, ya que la acreditación de identidad sólo se requiere para cambiar los datos que tenían registrados en el sistema anterior, si los datos no concuerdan con la que tienen otros organismos o si el NIC se lo pide expresamente.
Los que registran dominios de personas jurídicas, en cambio, deben presentar una nota certificada ante escribano público para tener validada su identidad para actuar en nombre de la organización en cuestión. Parece razonable, pero este proceso está divorciado de la realidad de Internet. Registrar un dominio .com lleva cinco minutos y sólo requiere una tarjeta de crédito válida. Los dominios .com.fr (Francia) no exigen ninguna constancia; tampoco para los co.de (Alemania).
El trámite de validación se hace una sola vez y en la mayor parte de los casos se completa online , pero para que esa validación sea permanente -hay una temporaria- las organizaciones tienen que ir al escribano. Esto, dentro de la dinámica de Internet, es insólito.
El tema de los precios es, además, engañoso. Un dominio .com puede ser hasta 80 pesos más barato que un .com.ar, pero también puede ser 100 veces más caro (los llamados premium). Opuestamente, los precios de los .com.ar son los más baratos de la región. Pero ambas comparaciones esconden problemas. Una compañía argentina podría no encontrar su marca disponible con la terminación .com si decidiera ahorrar en el registro. De forma semejante, un club de fútbol local no vería con alegría que su dirección termine en .com.br o en .com.cl, aun si los precios de éstos fueran más económicos. Tales usuarios están cautivos de sus .com.ar.
Paradójicamente, cada vez aparecen más opciones rápidas y sencillas, muchas veces gratis, para que empresas e individuos obtengan un espacio online (Facebook, Blogger, Wordpress, Tumblr, y sigue la lista). Incluso se puede crear una tienda de comercio electrónico en Mercado Libre que sólo exige que la persona sea mayor de 18 años. En el siglo XXI lleva cinco minutos no ya registrar un dominio, sino tener todo el sitio.
Pero el NIC defiende su gestión sobre la base de que quieren que el dominio de nivel geográfico .ar sea más seguro y confiable.
Hay todavía otro asunto aquí. Lo que revelan los cambios en el NIC es la colisión de dos modelos de gestión pública. En uno, la intervención del Estado es mínima, el registro de dominios está en manos de empresas privadas y se autorregula con los mismos controles que cualquier otra actividad comercial. Ante un conflicto, el Estado o los perjudicados cuentan con el registro de marcas y de empresas. La especulación se desalienta con el precio, y el precio se vuelve accesible por medio de la competencia. Está lejos de ser perfecto, pero tiene una ventaja clave: es rápido.
En el modelo que aplica NIC Argentina, el registro de dominios que terminan en .ar está en manos del Estado, que ahora ha aumentado su intervención y sus controles. Aunque las razones puedan parecer atendibles, hay un problema práctico, que el usuario percibe de inmediato: es lento y burocrático. No se trata del precio. Ni se trata sólo de que muchos usuarios perciben que este aumento en la intromisión estatal es un exceso. Se trata de la falta de inmediatez en un ámbito donde la velocidad marca la diferencia entre el éxito y el fracaso..

No hay comentarios:

Publicar un comentario