domingo, 22 de diciembre de 2013

Una poética de la lectura

Ensayo: Una poética de la lectura

Subrayados. María Moreno aborda libros, autores o problemas a través de una política de la crítica literaria.

Leer y escribir son las operaciones fundamentales de la cultura. Entre ambas, “subrayar” es registrar un encuentro con una alteridad pensante singularizada en una escritura. Supone resituar énfasis y redisponer visibilidades: arrancar texto a la muerte (a la consistencia de lo idéntico) asimilándolo a una forma de vida nueva. María Moreno hace del subrayado una poética de la lectura y una política de la crítica que, en vez de justificarse en la arrogancia del Juicio, se compromete en la reinvención de sus objetos. Su táctica es metódica y eficaz. Si leer es unir puntos distantes en el espacio, ya se trate de libros, autores o problemas, no los aborda directamente, sino a través de rodeos o desvíos que proyectan una luz nueva, no sólo sobre los objetos, sino aun sobre residuos en apariencia insignificantes de la cultura: poses, detalles, imágenes, anécdotas, frases o personajes –librescos o populares, pero siempre desplazados de su entorno “natural”– configuran síntomas desde los cuales el sentido amanece renovado, como retruque a la canallada de lo convenido.
El estilo es el del pensamiento: una sintaxis visiva articulada sobre una experiencia sensible que hace cuerpo la gracia y la erudición. La prosa es irónica, vital y libre de todo signo de veleidad.
Subrayados es un archivo íntimo y personal pero a su vez abierto y generoso de una manera diáfana. La razón es simple: nos pone ante la fascinación de un modo de leer que no necesita impostar su lucidez.

Aquí me pongo a leer

Letras gauchas, de Julio Schvartzman
Este era un libro esperado por la enorme comunidad que componen los estudiantes de letras, los profesores, los investigadores, los especialistas y los interesados en el lenguaje y los textos argentinos. El autor, Julio Schvartzman, lleva años trabajando alrededor de las letras guachas, y si bien ya había publicado textos sueltos y ensayos en volúmenes colectivos sobre la cuestión, esta es, sencillamente, su summa crítica sobre la literatura argentina del siglo XIX. “A mí me parece que la gauchesca, primero, descubre un tono; eso es fundamental. Poder leer la gauchesca es entender ese tono”, aseguró el autor en una entrevista, y en el desentramado de esas tonalidades rioplatenses se juega buena parte de la aventura crítica del libro. Además, Letras gauchas se interna en una serie de oposiciones y dualidades –campo/ciudad, civilización/barbarie– que están en el corazón fundacional de nuestras letras y que, de un modo u otro, no hemos hecho mas que seguir replicando.

Incómodo y polémico
Usos del pasado, de Claudia Hilb
Usos del pasado es un libro incómodo y polémico, dos atributos que lo convierten en un libro necesario. Es una voz distinta al saludable (pero monocorde) aluvión reflexivo sobre los 70 que se reinauguró con la reapertura de los juicios a represores de la última dictadura. Claudia Hilb interpela a sus compañeros generacionales –ella es otra exiliada– pero también a los jóvenes que incorporaron los 70, como todo pasado no vivencial, como un relato. Este libro, reunión y reversión de artículos y ponencias al que cualquier lector puede hacer frente, pone sobre el tapete: los excesos y vacíos legales que el juez Garzón utilizó para juzgar a represores, el rechazo de la UBA para que procesados –no condenados– por crímenes de lesa humanidad no accedieran al programa UBA XXII, la Tablada, la resignación de más verdad por más justicia en los juicios y una pregunta filosa: ¿qué revolución en nombre de las utopías igualitarias no terminó en una nueva forma de opresión?http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Ensayo-libros-2013_0_1051694840.html

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