lunes, 23 de diciembre de 2013

Una escuela en la que falta todo, menos las ganas de ser la mejor


POR MARIANA ISRAEL

Está en una zona pobre. Crearon bloques para la construcción a partir de desechos.
23/12/13
Construcción ecológica para edificar el futuro. Esta historia empieza con un grupo de chicos de 15 años del Instituto Técnico Emaús, de Almirante Brown, que lograron aplicar sus aprendizajes a la vida cotidiana: crearon bloques de obra a partir de desechos industriales. Este diario supo de ellos por una docente del Instituto, Estela Lupidii, que orgullosa contó en una carta de lectores que el proyecto les había valido un reconocimiento a la mejor escuela secundaria técnica en el ciclo superior de la provincia de Buenos Aires, en un certamen de ACTE (Actividades Científicas y Tecnológicas Estudiantiles).
La idea de crear el bloque surgió a partir de una donación de arena sobrante de la Fundición San Cayetano, al taller del profesor Carlos Malchevski. Ya contaban con una de las materias primas: ahora les faltaba piedra y cemento. Apareció entonces la posibilidad de emplear los moldes para hacer los platos de porcelana de la firma Tsuji, que de otro modo irían a parar a la basura. “Los trituramos y los usamos en reemplazo de la piedra Binder, que es muy cara, para abaratar los costos”, explica Pablo Ramírez, alumno de 4° año del Instituto.
El cemento es lo único que deben comprar pero, aun así, obtienen un bloque mucho más económico –y ecológico– que el convencional, e igual de resistente. El costo de fabricación es de 77 centavos y podrían venderlos a 4,5 pesos.
En 2012, los chicos presentaron el bloque en la competencia provincial de ACTE, pero quedaron afuera de la instancia nacional. En lugar de desalentarse, redoblaron la apuesta: crearon un segundo bloque más liviano, para paredes interiores, a base de papel de diario procesado en agua, telgopor y cemento. Este año volvieron a presentarse en la competencia y su esfuerzo se tradujo en un lugar entre los mejores proyectos del país.
Hoy, los alumnos usan los bloques para construir talleres en la escuela. “Es un producto real, con el que levantamos paredes”, afirma Malchevski. El Instituto está emplazado en un área signada por las carencias. “La escuela tiene falencias edilicias y pasa por momentos desesperantes en cuanto a lo económico. La escuela necesita muchas cosas. Pero son cosas materiales. Nuestro capital humano, es riquísimo”, enfatizó Lupidii.
“Nos cuesta conseguir todo. No tenemos recursos para salir a comprar y creo que justamente eso nos mueve a la inventiva”, destaca María Laura Desplats, profesora de Lengua del Instituto. No es la primera vez que aprovechan lo que otros descartan. Una fábrica de vidrio les ofreció maderas y con ellas hicieron los pisos de las aulas. Por eso, el bloque es mucho más que un objeto para estos chicos: “Es un orgullo para los alumnos, para nuestra escuela y para los profesores que nos insistieron y nos acompañaron”, expresa Ramírez. El objetivo es también ayudar a los demás. Tras remodelar la escuela, dicen que el objetivo final es mejorar las viviendas del barrio.http://www.clarin.com/sociedad/escuela-falta-ganas-mejor_0_1052894755.html

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