Opinión
En la Argentina, los organismos de preservación del patrimonio, no importa su jurisdicción, siempre están por detrás de los acontecimientos, sean de iniciativa pública o privada. En este caso, las reparticiones nacionales y de la ciudad a cargo de la tutela de estos monumentos y sitios no supieron o no quisieron reaccionar salvo bajo directivas o presiones de sus autoridades políticas. Y como siempre, quedaron descolocados con posturas y declaraciones incoherentes y desafortunadas. Valga como ejemplo las declaraciones del flamante presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, arquitecto Jaime Sorín, quien, en relación con el traslado de la estatua de Colón dijo que los monumentos valen por sí mismos no por su emplazamiento, contradiciendo siglos de desafortunadas historias de rapiñas, traslados y confiscaciones como los mármoles del Partenón por citar el ejemplo más famoso.
A nivel local el arquitecto Sorín se opone a la filosofía de conservación de su colega, la bioquímica Liliana Fellner -vocal del mismo organismo-, quien sostiene todo lo contrario y lo lleva a la práctica mediante su proyecto de realizar copias fieles de las esculturas de Lola Mora para el Congreso Nacional que fueron retiradas en 1921 y desterradas a San Salvador de Jujuy poco después. Buen reflejo de organismos sin coherencia teórica ni práctica que deberían sentar doctrina. Similar comportamiento tienen los organismos de tutela del patrimonio del Gobierno la Ciudad, divididos en diversos ministerios que no dialogan ni interactúan entre sí, más allá de las buenas intenciones de algunos pocos funcionarios. La ciudadanía demanda madurez y seriedad en materia de preservación. Ojalá la dirigencia escuche y proceda en consecuencia..http://www.lanacion.com.ar/1645035-patrimonio-a-la-deriva
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