miércoles, 9 de octubre de 2013

Oski ya es arte mayor: conquistó el Museo Nacional de Bellas Artes


Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Por décadas deslumbró con sus ilustraciones en diarios y revistas.

Seguro que usted se acuerda: los vimos durante años en Rico Tipo, Vea y Lea, El Hogar y Clarín. Eran unos hombrecitos de bracitos siempre delgados, frágiles, y narices y panzas prominentes. Con patitas chiquitas, ojos redondos como huevos, y bigotes. Poblados de detalles, dibujados con líneas exquisitas –hechas a puro plumín fino y regular– encarnaban a Amarroto –el tipo más amarrete del mundo- Sansón, los personajes la “Vera historia de Indias”, del Ars Amandi (“El arte de amar”), aviadores, nadadores y tantos otros. Se trata de los dibujos del gran Oscar Conti, conocido por todos como Oski, que desde hoy estarán expuestos en Oski, un monje enloquecido, en el Museo Nacional de Bellas Artes (el título de la muestra fue tomado de un texto que el propio Umberto Eco escribió sobre el dibujante, a propósito de una exposición que el artista realizó en Italia).
Serán 75 obras las que podrán verse en el Bellas Artes, más un documental de 1972, Pulpomomios a la chilena.
La exposición funciona a manera de homenaje: Oski falleció en Buenos Aires en 1979, de manera imprevista. En esos momentos, hacía rato que vivía en Italia. Había venido a nuestro país de paso, para participar de la única Bienal del Humor y la Historieta que por ese entonces se había organizado en Córdoba. La complicación de una operación sencilla hizo que muriera acá, en su país, y que todos los otros dibujantes e historietistas admiradores suyos reaccionaran inmediatamente. Hermenegildo Sábat escribió en este mismo diario, en ese momento, una nota profunda en la que mencionaba los antecedentes de Oski: fueron el dibujante rumano Saúl Steinberg –por su línea abierta, liviana, graciosa–, y el pintor alemán renacentista Albrecht Dürer –por la observación y detenimiento en los detalles preciosistas.
Sin dudas, Oski fue un personaje decisivo dentro de la historia del humor gráfico local: sin él, sin sus personajes, no hubieran existido el Clemente de Caloi, ni los dibujos de Landrú, Crist o Fontanarrosa. Oski fue la inspiración para todos, porque introdujo una innovación en el campo del humor gráfico: el dibujo de línea abierta (influencia de Steinberg). Así, rompió con la línea tradicional local: una de un dibujo más cerrado, más duro, que podría relacionarse con los trabajos de Divito y de Dante Quinterno (el creador de Patoruzú e Isidoro Cañones), por ejemplo.
“Oski fue un gran humorista”, explica el dibujante Miguel Repiso (Rep), cuidador –no quiso llamarse “curador”– de la muestra sobre el artista. “No buscaba hacer chistes sino crear una mirada humorística, casi metafísica, sobre el comportamiento humano. Tenía un humor culto. Era un tipo que leía mucho.” ¿Cómo fue el aporte de Oski a la historieta argentina? “Trajo al país una línea mucho más abierta, mucho más plástica”, sigue comentando Rep. “Esto le dio más libertad al dibujo y desterró el estereotipo de los “monitos”, es decir, de esos personajes que se crean repitiendo formas regulares cuadrito por cuadrito de la historieta, como por ejemplo redondeles (tal sería el caso de los personajes de Walt Disney)”.
La exposición abarca la vida entera de Oski y muestra un poco de todo: originales de todas las épocas, bocetos de las viñetas que dibujaba, pósters de sus muestras –en galerías como Lirolay–, sus libros ilustrados –como El fantasma de Canterville –, series de coloridas e impecables serigrafías de tamaño grande, las fabulosas historietas realizadas codo a codo para Rico Tipo con quien fue su compañero-guionista durante décadas, César Bruto; y hasta cartas y mensajes que les dejaba a sus familiares cuando salía a dar una vuelta o a hacer algún mandado (“Nos fuimos a dar una vuelta pero volveremos. Son más o menos las 8. Pienso en 2 horas. Oski”), todos interrumpidos por dibujos, rayas y líneas alegóricas.
“Oski no tenía un afán de ser chistoso”, explica Rep, “con él no te reís a carcajadas. No es escandaloso. Su humor es un humor suave, como una caricia.” Pero una caricia llena de imágenes y situaciones preciosas. Si visita la muestra, vaya con tiempo: una vez que entre al mundo de Oski, no querrá irse. Es delicioso
.http://www.clarin.com/sociedad/Oski-Museo-Nacional-Bellas-Artes_0_1007899268.html

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