Poesía. Graciela Cros, autora de “Cordelia en Guatemala” y “Cantos de la gaviota cocinera”, eligió Bariloche: necesita la montaña y el bosque para crear.
Por PATRICIA SAUREZ
La pregunta por la periferia o por la tensión que existe en Buenos Aires y el interior, es una cuestión que a la poeta Graciela Cros la deja fría. “Para mí, la periferia es el centro”. Nacida en Carlos Casares, provincia de Buenos Aires, se licenció en Letras en la UBA en 1971, y con un puñadito de poemas y su primer libro de 1968, se instaló en Bariloche. Dice de sí misma que es patagónica por elección y define a la Patagonia como ese país que es la otra Argentina, la que no es Buenos Aires, un espacio para escribir que está fuera de la concentración de poder.
Tal vez porque en los márgenes la poesía se hace preguntas fundamentales. Por otra parte, Bariloche, tuvo el atractivo de ser un sitio geográficamente hablando, muy bello. “Me gusta la naturaleza cerca, vivir cerca del agua, la montaña y el bosque. Despertar y ver ese entorno a través de la ventana”, dice. Eligió ser poeta, como eligió ser patagónica: atiborrándose de palabras, de libros y más tarde, de bosque. Cuenta de ella misma que de niña era una lectora voraz y un día, durante la adolescencia, cayó en sus manos una revista de poesía con muchos autores y ella sintió la llamada de la vocación, como diría un religioso, o la certeza filogenética del oficio, como le llamaría un carpintero.
“Para el escritor escribir es una necesidad, como respirar, y cuando esa necesidad es genuina su carácter es impostergable”, afirma. Si bien nunca se plantea un objetivo en especial a la hora de componer un texto, el libro se va haciendo, se va armando y va decidiendo su contenido y aparición, explica. Le toca al poeta enfrentarse a este hijo bobo, este hijo genio, este hijo con Síndrome de Aspergen que es el nuevo libro en capullo y darle forma.
“La primera lectora de mis libros soy yo, sin duda, pero uno escribe para otro lector, uno de quien no sabe nada y de quien espera algo que tampoco sabe qué es. Generalmente viene de ese lector desconocido algo nuevo, una ampliación de nuestro texto, y uno logra ver en el poema elementos que sin la mirada de ese lector nunca hubiera logrado ver.” Hablar de la propia escritura es como hablar de una tierra incógnita, muchas veces. “Los poemas, como los hijos, nacen de diferentes modos. No hay una manera fija en la generación del texto y tal vez sea eso lo que hace del proceso de creación esa búsqueda de la epifanía a la que uno intenta volver una y otra vez.
El oficio ayuda. Cuando uno lleva mucho tiempo en la escritura poética sabe que hay ciertos mecanismos que pueden abonar el terreno, sin embargo no siempre la puesta en marcha de esos recursos termina en poesía. Pueden ser ejercicios, modos de mantener afilado el lápiz, por decirlo de algún modo, pero el secreto que se mueve detrás o por debajo de las palabras para llegar a atravesar al lector en un instante de iluminación es un misterio de gracia y plenitud que sólo se da en los buenos poemas y no admite explicación técnica alguna.” Graciela Cros escribe pero esto no le basta sino que, milita poéticamente: “Hacer poesía no es sólo escribirla, hay que militar en la poesía como espacio vital”. En su libro Mansilla tiene una línea con la que cierra el primer texto y que Graciela Cros aprecia: “Tener amigos poetas salva el día”.
Porque la suya no es la vida de un monje concentrado en la ermita y mendigando un poco de pan en su escudilla por la montaña. La difusión de obra de otros poetas, en especial, del interior del país, es para ella un acto fundante y decisivo como escritora.
“Cuando leí acerca de la vida de Ezra Pound, hace ya muchísimo tiempo, y lo que él hacía para difundir a otros poetas, cómo era parte de su quehacer poético este compromiso, sentí que eso era lo que yo también quería hacer. Es lo que llamo militancia poética.” Desde 1985, promueve la obra de poetas jóvenes antologando poesía, invitándolos a sus propias presentaciones; fue una de las organizadoras del Primer Festival Internacional de Poesía de Bariloche en 2005 y, durante un trienio, jurado del Fondo Editorial Rionegrino.
En 2008 inició una columna semanal “Una de poetas” en el diario digital Bariloche2000, allí continúa como biblioteca digital de poesía, y desde allí dio difusión a gran parte de los patagónicos también. Actualmente la hace desde el blog unadepoetas.blogspot.com.ar y sigue adelante con su taller de escritura creativa que comenzó allá por el año 1986.
Como si fuera poco, actualmente Graciela Cros participa en dos performances: una, con el músico Pablo Rassetto “Rancho grande”, donde él musicaliza textos de ella. En la otra performance participa pintando en vivo la artista plástica y performer Gaby Arias.
Una performance es un lugar adonde poner el cuerpo, opina, y adonde ponerle el cuerpo a la poesía: “El discurso poético se fortalece cuando el poeta pone el cuerpo. El cuerpo del poeta amplía el cuerpo del poema. Lo que me gusta de esto que hago es incorporar a la poesía el cuerpo a través de elementos escénicos y teatrales como el baile, el canto o la actuación. Me entusiasma la cercanía emocional que se genera con el público.” Si algo queda claro a los lectores de su obra o para quienes asisten a sus lecturas, es que para Graciela Cros la escritura poética no es una labor pasiva o que termina con la publicación de un libro.
“Los poetas estamos acostumbrados a la mediatez del libro, la devolución del lector siempre es lenta. En la performance es inmediata y como en mis textos abunda el humor y la ironía la gente se divierte y agradece esta irreverente desacralización de lo llamado ‘poético’.” Aparte de la decena de libros publicados, entre los más recientes se cuentan Mansilla , la novela en verso Cordelia en Guatemal a y Cantos de la gaviota cocinera , Cros cuenta con un CD grabado en estudios barilochenses donde hay textos de Cordelia y de Libro de Boock . Poeta singular, una voz que es testigo y bastión, arte y parte de una Argentina que crece al otro lado de la Panamericana, puede disfrutársela también durante la lectura de algunos poemas en una grabación de la Casa de América en España
http://www.revistaenie.clarin.com/Graciela-Cros-Poeta-patagonica-eleccion_0_1013898613.html
Tal vez porque en los márgenes la poesía se hace preguntas fundamentales. Por otra parte, Bariloche, tuvo el atractivo de ser un sitio geográficamente hablando, muy bello. “Me gusta la naturaleza cerca, vivir cerca del agua, la montaña y el bosque. Despertar y ver ese entorno a través de la ventana”, dice. Eligió ser poeta, como eligió ser patagónica: atiborrándose de palabras, de libros y más tarde, de bosque. Cuenta de ella misma que de niña era una lectora voraz y un día, durante la adolescencia, cayó en sus manos una revista de poesía con muchos autores y ella sintió la llamada de la vocación, como diría un religioso, o la certeza filogenética del oficio, como le llamaría un carpintero.
“Para el escritor escribir es una necesidad, como respirar, y cuando esa necesidad es genuina su carácter es impostergable”, afirma. Si bien nunca se plantea un objetivo en especial a la hora de componer un texto, el libro se va haciendo, se va armando y va decidiendo su contenido y aparición, explica. Le toca al poeta enfrentarse a este hijo bobo, este hijo genio, este hijo con Síndrome de Aspergen que es el nuevo libro en capullo y darle forma.
“La primera lectora de mis libros soy yo, sin duda, pero uno escribe para otro lector, uno de quien no sabe nada y de quien espera algo que tampoco sabe qué es. Generalmente viene de ese lector desconocido algo nuevo, una ampliación de nuestro texto, y uno logra ver en el poema elementos que sin la mirada de ese lector nunca hubiera logrado ver.” Hablar de la propia escritura es como hablar de una tierra incógnita, muchas veces. “Los poemas, como los hijos, nacen de diferentes modos. No hay una manera fija en la generación del texto y tal vez sea eso lo que hace del proceso de creación esa búsqueda de la epifanía a la que uno intenta volver una y otra vez.
El oficio ayuda. Cuando uno lleva mucho tiempo en la escritura poética sabe que hay ciertos mecanismos que pueden abonar el terreno, sin embargo no siempre la puesta en marcha de esos recursos termina en poesía. Pueden ser ejercicios, modos de mantener afilado el lápiz, por decirlo de algún modo, pero el secreto que se mueve detrás o por debajo de las palabras para llegar a atravesar al lector en un instante de iluminación es un misterio de gracia y plenitud que sólo se da en los buenos poemas y no admite explicación técnica alguna.” Graciela Cros escribe pero esto no le basta sino que, milita poéticamente: “Hacer poesía no es sólo escribirla, hay que militar en la poesía como espacio vital”. En su libro Mansilla tiene una línea con la que cierra el primer texto y que Graciela Cros aprecia: “Tener amigos poetas salva el día”.
Porque la suya no es la vida de un monje concentrado en la ermita y mendigando un poco de pan en su escudilla por la montaña. La difusión de obra de otros poetas, en especial, del interior del país, es para ella un acto fundante y decisivo como escritora.
“Cuando leí acerca de la vida de Ezra Pound, hace ya muchísimo tiempo, y lo que él hacía para difundir a otros poetas, cómo era parte de su quehacer poético este compromiso, sentí que eso era lo que yo también quería hacer. Es lo que llamo militancia poética.” Desde 1985, promueve la obra de poetas jóvenes antologando poesía, invitándolos a sus propias presentaciones; fue una de las organizadoras del Primer Festival Internacional de Poesía de Bariloche en 2005 y, durante un trienio, jurado del Fondo Editorial Rionegrino.
En 2008 inició una columna semanal “Una de poetas” en el diario digital Bariloche2000, allí continúa como biblioteca digital de poesía, y desde allí dio difusión a gran parte de los patagónicos también. Actualmente la hace desde el blog unadepoetas.blogspot.com.ar y sigue adelante con su taller de escritura creativa que comenzó allá por el año 1986.
Como si fuera poco, actualmente Graciela Cros participa en dos performances: una, con el músico Pablo Rassetto “Rancho grande”, donde él musicaliza textos de ella. En la otra performance participa pintando en vivo la artista plástica y performer Gaby Arias.
Una performance es un lugar adonde poner el cuerpo, opina, y adonde ponerle el cuerpo a la poesía: “El discurso poético se fortalece cuando el poeta pone el cuerpo. El cuerpo del poeta amplía el cuerpo del poema. Lo que me gusta de esto que hago es incorporar a la poesía el cuerpo a través de elementos escénicos y teatrales como el baile, el canto o la actuación. Me entusiasma la cercanía emocional que se genera con el público.” Si algo queda claro a los lectores de su obra o para quienes asisten a sus lecturas, es que para Graciela Cros la escritura poética no es una labor pasiva o que termina con la publicación de un libro.
“Los poetas estamos acostumbrados a la mediatez del libro, la devolución del lector siempre es lenta. En la performance es inmediata y como en mis textos abunda el humor y la ironía la gente se divierte y agradece esta irreverente desacralización de lo llamado ‘poético’.” Aparte de la decena de libros publicados, entre los más recientes se cuentan Mansilla , la novela en verso Cordelia en Guatemal a y Cantos de la gaviota cocinera , Cros cuenta con un CD grabado en estudios barilochenses donde hay textos de Cordelia y de Libro de Boock . Poeta singular, una voz que es testigo y bastión, arte y parte de una Argentina que crece al otro lado de la Panamericana, puede disfrutársela también durante la lectura de algunos poemas en una grabación de la Casa de América en España
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