miércoles, 6 de noviembre de 2013

Títeres para adultos: la kermés de un mundo en miniatura

Títeres para adultos: la kermés de un mundo en miniatura

Comenzó ayer la octava edición del clásico Festival de títeres para adultos, que reune a artistas eclécticos del títere de guante, mesa o varilla hasta propuestas más arriesgadas. Ellos hablan de estas figuritas que se animan al mundo desde la ficción y lo definen como "el espejo más limpio" del ser humano.

La clásica vieja quejosa es quien da la bienvenida y abre las puertas alFestival de Títeres para Adultos, mientras espía con recelo a los concurrentes. Se trata de Beatriz. “¿Qué hacé Queriiida? Estás igual nena eh, la verdá que estás igual”, saluda con tono tanguero desgastado. Con arrugas hasta los huesos, el títere de Laura Pagés se pasea por todo el bar durante la kermés de apertura de esta octava edición. Y mientras la vieja Beatriz se pelea con algunos, irrumpe en escena la niña inocentona Angelina, a cuyo cuerpo minúsculo le presta su cabeza humana la otra titiritera de la familia, Gabriela Pagés. Y ya una vez en la sala principal, la abuela Nelly, de Manu Mansilla, se pelea con los nietos de todos. El Troilo Pichuco, un gordo bandoneonista que toca de maravillas comandado por Miguel Rur, Mario Luis Marino y Helena Alderoqui le hace honor a su creador: el maestro Roberto Docampo, fallecido en mayo de este año. Y luego lo suplanta el irreverente y existencialista Luis, también de Mansilla, que abandona a su titiritero por uno más joven del público que le promete más tiempo de vida alquilando un cuerpo humano. Atraen los ojos como imanes cuando, hacia el final, la música de la ecléctica Alvy Singer Big Band rompe con el diminuto mundo de fantasía.

El festival es un viaje al futuro y al pasado de esta técnica ancestral cuya marca es la diversidad. Tres teatros (el Celcit, El Popular y la sala Hasta Trilce) serán copados hasta el 17 de noviembre con eventos a precios muy bajos y entradas a la gorra. “El títere es pueblo, es desafiante; el títere hace reír al rey que sin darse cuenta está siendo burlado, el títere entra al hospital hasta adentro de la sala más dolorosa, el títere ocupa las pantallas de cine, desfila, reportea. El títere es un espejo, el espejo más limpio”. Las palabras son de Manu Mansilla y aluden a ese objeto maravilloso y maravillador que nació el primer amanecer del mundo, cuando el hombre vio por primera vez su propia sombra. Eso, al menos, decía el maestro Javier Villafañe sobre estas figuritas que se animan al mundo desde la ficción.

Mansilla, director de la compañía de Títeres Anticostumbrista, en esta oportunidad trae su obra Cóctel, aventura su propio origen: “El títere es tan infinito y hermoso que creo que lo trajeron unos marcianos hace miles de años en una nave desde el sistema solar”. Y puede que tenga razón. Lo cierto es que ya estaban en las ceremonias religiosas de Egipto, China, Japón, Corea e India, siglos antes de Cristo; ya por la Edad Media, incluso los títeres más contestatarios protestaban contra las monarquías —como hablaba el títere, al titiritero no le podían cortar la cabeza. Hoy, los títeres se desbocan (se desguantan, se desvarillan…) construyendo su mundo y todo se mezcla en el festival.

La escena titiritera sufrió grandes cambios, pero como afirma Carolina Erlich, creadora del Festival con su Grupo El Bavastel, en esas figuritas autónomas todavía hay algo del espíritu y el amor por lo artesanal de sus inicios. Incluso artistas que viven de gira en gira y conservan esa condición trashumante propia de la carreta La Andariega con la que recorrió el país Villafañe, aunque aggiornada con las facilidades de los micros y los aviones. “El títere mantiene, sin dudas, el romanticismo, pero también tiene un costado oscuro, trágico, melancólico. Eso se conserva desde siempre”, afirma.

Como todo arte que se transmite de generación en generación, las técnicas tradicionales nunca mueren. El clásico títere de guante, mesa o boca no deja de impactar a los públicos, como así el teatro de objetos y sombras. “Hay cosas lindísimas que sólo las puede contar un títere de guante o una mano desnuda, y eso no va a cambiar nunca”, asegura Erlich. Si bien se atesoran conceptos que vienen de los viejos maestros y escuelas, conviven con las nuevas propuestas o tendencias que los rompen e incluso exploran el cruce entre diferentes técnicas en el uso del títere en obras de teatro, danza, cine y arte plástico. Porque, como afirma Ariel Varela —de la compañía Mar de Objetos, que estará con El mar dejó de moverse—, la técnica varía de acuerdo a lo que se quiera contar. “Rompemos las técnicas todo el tiempo: mezclamos la varilla con la mesa, el títere de boca con el guante, la marioneta con el puppi siciliano —reconoce Mansilla—. Pero el títere de guiñol, de guante, sigue siendo el Maradona de los títeres y el títere de boca, el Pelé”.

Pero como en todos los ámbitos, las innovaciones corren en todos los sentidos. “La tecnología, como la animación en vivo, el dibujo, la proyección, los objetos resignificados, los materiales que crean mundos: papel, cartón, material reciclable, hasta el decorado como un gran objeto animado son parte de los cambios que se están introduciendo”, señala Julia Sigliano, que en estos días participará en la varieté con Asfixia y dictará el seminario Anatomía Teatral. No hay que ignorar que, como cuenta Erlich, los libretos y la dramaturgia cambiaron mucho para imponer nuevos códigos. De ahí que naturalmente vayan surgiendo otras técnicas que pueden ser sorprendentes y útiles, y ahorrar mucho trabajo. 

Algunos, como Varela, opinan que el uso de las nuevas tecnologías no sólo innovan sino que enriquecen los espectáculos que las incluyen. Y aunque Sigliano las acepta como herramientas, dado que son parte de la vida cotidiana, aclara que lo manual en los títeres sigue siendo más fuerte. “Es como leer una novela en un libro o en una tableta”, compara. Lo resume Erlich: “El títere siempre conservará la vocación por lo simple: cuanto más sencillo a la hora de comunicar, más impactante”.


Títeres para niños adultos

Como bien lo indica su nombre, este festival está destinado expresamente a espectadores adultos (y vale la aclaración porque si bien no surgió como una actividad dedicada al mundo infantil, los títeres se suelen asociar con ese público). Como afirma Sigliano, hacer títeres es entrar a un mundo de juegos y códigos que en la niñez es parte de cada uno de nosotros. “Los que nos gusta hacer títeres de alguna forma recuperamos ese estado de libertad y juego donde no existe censura”, festeja. Y Mansilla analiza: “La base en cualquier conexión que se quiera establecer con un niño es la verdad, y en los títeres la verdad es el comienzo de todo. Si un personaje no entra a escena con su verdad, el público se lo come y pide por el próximo”.

Lo mismo vale para este público crecido que está determinado por el lenguaje, el tipo de relato, las temáticas y lo estético que presentan las obras. “Comunicás según el público al que se dirige, elegís cómo y con qué hacerlo, según te escuchen o vean chicos o grandes”, asegura. “Lo fundamental es la temática o, mejor dicho, cómo se aborda esa temática, y sobre todo el lenguaje que se utiliza para crear la obra: no sólo un lenguaje de las palabras, sino también plástico, sonoro y espacial”, agrega Varela. Para Sigliano, “cuando un adulto va a ver un espectáculo para adultos se predispone de otra manera”. Para Mansilla, en cambio, no hay un teatro puramente adulto. “Creo que podríamos ver con un niño Sueño de una noche de verano y entendería todo. Cuando van a dar sala en el teatro y te dicen: 'Mirá que hay 3 chicos', a vos te cambia todo aunque no quieras. Porque con la primera risa de niño en toda una sala de público adulto hay algo que se tiñe, y a su vez el público acompaña a ese niño que no es ni más ni menos que el reflejo de uno intentando entender el mundo”.

Cual demiurgos, tratan de entender los universos ilimitados que animan a partir de materias inertes. La Compañía Mar de Objetos realiza sus propios títeres. “De esta forma se asemejan más a lo que imaginamos, a lo que surgió de nosotros, de nuestras almas, de cada uno y como grupo”, afirma Varela. Por su parte, Sigliano también construye sus títeres. “Me gusta hacerlo, descubrirlo. Sé cuáles son las necesidades técnicas, los materiales que me conviene usar. Todo eso depende de lo que quiera contar, aunque a veces es al revés: primero llega el personaje y después lo lleno de historia. Verlo nacer es un plus, la conexión es más fuerte”, asegura. Si bien están los partidarios de la construcción del títere propio, como Marino y Daniela Fiorentino, tal como afirma Mansilla, hay una imagen muy de Geppetto en el mundo de la titiritesca, del que está en el taller con la herramienta, que también comparten las hermanas Pagés. “Para poder vivir de los títeres hay que ser medio pulpo y hacerlo todo: dirigir, actuar, producir, componer”, dice.

Aunque tiene sus militantes, el teatro de títeres siempre tuvo que abrirse paso en el mundo del teatro. “Hay que perseverar un montón y no se puede aflojar porque es una profesión en la que 'sos' en tanto 'hacés', y el títere estará mientras insista”, sostiene Erlich. Pese a los múltiples y variados festivales de Buenos Aires, no había uno de títeres para adultos y era muy difícil encontrar ámbitos para presentar estas obras que hoy cuentan con su espacio privilegiado. “Para hacer títeres hay que hacer teatro. Los títeres deberían entrar en el teatro como una extensión de él y no ser algo diferenciado”, sentencia Sigliano.

Luego de dos años suspendido, el festival regresa con su clásica varieté y la función de Reconocimiento a la Trayectoria para Miguel Oyarzún, de la compañía cordobesa El Chonchón. A partir del viernes, habrá espectáculos diversos en tres sedes. “El teatro de títeres es gigante por la virginidad del terreno en el que se mueve —resumen Mansilla. El tema es qué vamos a hacer con todos estos objetos y por qué la gente pagará para vernos jugar”. Allí reside el secreto.

FICHA
Viernes 8, 21 hs
Teatro Celcit
El Mar dejó de moverse
Inauguración Muestra Presente Continuo, acuarelas de Daniela Fiorentino.

Sábado 9, 20 hs
Teatro Celcit
El Circo de los Mendicantes

Sábado 9, 22 hs
Teatro Celcit
Cuerpo Extranjero

Domingo 10, 20 hs
Teatro Celcit
CasaMadre 
          
Jueves 14, 20 hs
Teatro El Popular
Varieté Titiritera

Viernes 15, 21 hs
Teatro Celcit
Reliquia

Sábado 16, 20 hs
Teatro Celcit
Soy solito

Sábado 16, 22 hs
Teatro Celcit
Cóctel

Domingo 17, 20 hs
Teatro Celcit
Los Cómicos del novecientos
Brindis de cierre  

Sedes 
Teatro Celcit - Moreno 431 (Informes: 4342 1026)
Hasta Trilce Teatro Bar - Maza 177
Teatro El Popular -  México 2080

No hay comentarios:

Publicar un comentario