18/01/2014 HISTORIAS // ARTISTA.
Orlando Suárez plasma los paisajes más llamativos del departamento en las calles, comercios y hasta en la oficina turística del lugar. Incluso, les vende sus producciones a los turistas.Daiana Kaziura - Diario De Cuyo
Quienes visitan Valle Fértil pueden ver distintos rincones del departamento ni bien llegan a la villa cabecera. ¿Cómo? A través de las pinturas de Orlando Suárez, un artista de 50 años que se encarga de plasmar las imágenes más llamativas del lugar en las paredes que rodean las calles, los restaurantes y los hoteles. Incluso vende cuadros que los turistas compran para llevarse de recuerdo. Ahora, además, dejó su marca en la nueva oficina turística vallista, que fue inaugurada anoche.
“Yo nací en la ciudad y siempre me gustó dibujar. Pensaba estudiar alguna carrera vinculada al arte. Pero cuando era muy joven mi padre abrió un comercio en Valle Fértil y me vine con él para ayudarlo”, dice Orlando. Y agrega que “eso me alejó de la posibilidad de estudiar en la Universidad, pero hice cada curso que tuve al alcance. Empecé trabajando en un taller de letrero, me entusiasmé haciendo carteles artísticos y después empecé a hacer obras más grandes. Me di cuenta de que acá había encontrado una perla: los paisajes, que me sirvieron de inspiración. Así pude transformar mi pasión en un sustento para vivir”.
De ese modo, desde hace 35 años, el hombre usa sus pinceladas para pintar el valle y por eso fue contratado por empresarios para que decorara sus comercios. A mediados de 2013 realizó su mural más grande, de 6 metros de largo. Está en calle Tucumán entre Mitre y Rivadavia y muestra el Ischigualasto desértico con sus formaciones rocosas y el antiguo, con los dinosaurios conviviendo en entre lagunas y árboles. A pesar de la magnitud, sólo tardó 11 días para dejar esa marca artística. En esa oportunidad también pintó otros tres murales con los paisajes y las huellas que dejaron los aborígenes de la zona. Los cuatro fueron realizados por una convocatoria de la Municipalidad en la que se armó un paseo de murales y Orlando hizo la mayoría de ellos.
Su última obra de arte fue estrenada anoche, cuando se inauguró la nueva oficina de turismo, ubicada en el lugar que en el que anteriormente estaba la biblioteca municipal. Allí, plasmó las Barrancas Coloradas y el Hongo de Ischigualasto.
“Ahora estoy trabajando para realizar una exposición de cuadros. Yo vendo muchos de mis cuadros a los turistas, ellos eligen más que nada los de los caballos y los paisajes, se los llevan como un recuerdo y para mí es un honor”, cuenta el hombre que piensa seguir explotando su pasión, dejando su marca y mostrando el departamento que adoptó como propio.
“Yo nací en la ciudad y siempre me gustó dibujar. Pensaba estudiar alguna carrera vinculada al arte. Pero cuando era muy joven mi padre abrió un comercio en Valle Fértil y me vine con él para ayudarlo”, dice Orlando. Y agrega que “eso me alejó de la posibilidad de estudiar en la Universidad, pero hice cada curso que tuve al alcance. Empecé trabajando en un taller de letrero, me entusiasmé haciendo carteles artísticos y después empecé a hacer obras más grandes. Me di cuenta de que acá había encontrado una perla: los paisajes, que me sirvieron de inspiración. Así pude transformar mi pasión en un sustento para vivir”.
De ese modo, desde hace 35 años, el hombre usa sus pinceladas para pintar el valle y por eso fue contratado por empresarios para que decorara sus comercios. A mediados de 2013 realizó su mural más grande, de 6 metros de largo. Está en calle Tucumán entre Mitre y Rivadavia y muestra el Ischigualasto desértico con sus formaciones rocosas y el antiguo, con los dinosaurios conviviendo en entre lagunas y árboles. A pesar de la magnitud, sólo tardó 11 días para dejar esa marca artística. En esa oportunidad también pintó otros tres murales con los paisajes y las huellas que dejaron los aborígenes de la zona. Los cuatro fueron realizados por una convocatoria de la Municipalidad en la que se armó un paseo de murales y Orlando hizo la mayoría de ellos.
Su última obra de arte fue estrenada anoche, cuando se inauguró la nueva oficina de turismo, ubicada en el lugar que en el que anteriormente estaba la biblioteca municipal. Allí, plasmó las Barrancas Coloradas y el Hongo de Ischigualasto.
“Ahora estoy trabajando para realizar una exposición de cuadros. Yo vendo muchos de mis cuadros a los turistas, ellos eligen más que nada los de los caballos y los paisajes, se los llevan como un recuerdo y para mí es un honor”, cuenta el hombre que piensa seguir explotando su pasión, dejando su marca y mostrando el departamento que adoptó como propio.
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