MIÉRCOLES, 15 ENERO 2014 00:03
La noche del sábado 15 de enero de 1944 quedará registrada para siempre en la historia de San Juan debido a que en esa fecha se desató el mayor desastre natural que enfrentó la provincia. Hoy se cumple el septuagésimo aniversario del terrible terremoto y dos sanjuaninas cuenta cómo vivieron ese momento.
Nada hacía pensar que ese sábado, a las 20:49 horas, se desataría un terremoto de 7,9 grados en escala de Ritcher y que dejaría a la ciudad destruida con cerca de 10 mil fallecidos. Dos mujeres sanjuaninas contaron a DIARIO HUARPE como vivieron ese trágico momento. Ellas son Virginia Velasco de Torres, de 99 años, y Francisca Hueso de Gómez, de 89 años.
La historia de Virginia comienza cinco días antes del terremoto. Sucede que ella había ido a la clínica de la partera Adela Focchi, en calle Laprida y Jujuy, para dar a luz a su segunda hija. La mujer salió a hacer unas compras y ese día la dejó sola a Virginia junto a su nena.
“Me quedé sola (su marido estaba en Angaco junto a su hijo de año y medio) y se me dio por sacarla a la niña de la cunita para tenerla conmigo, cuando de pronto empezó a moverse todo y no había nadie conmigo. Se caían los ladrillos y justo un adobe cayó sobre la almohadita de la cunita. Si no la sacaba…”, dijo Virginia, quien cortó brevemente el relato debido a la emoción que la invadió.
“En un momento, por la ventana del balcón, siento la voz de un hombre que me gritaba ‘Señora, venga, venga’, pero yo no quería por el miedo. El hombre entró y me sacó a mí, abrió la puerta de un auto viejo y me dejó ahí. Después fue a buscar a la niñita y la dejó conmigo”, relató Velasco.
En ese momento, los edificios se caían y el hombre salió corriendo para perderse entre la “lluvia de escombros de abobe”, pero Virginia y su hija, a quién decidió llamar Susana Rosario Milagros, nunca supieron quién fue el hombre que las salvó. “Nunca supe quién era. Me hubiera gustado agradecerle”, se lamentó Velasco.
La joven madre, junto a su hija, pasaron toda la noche en ese auto y al otro día, su marido José Ricardo Torres, la encontró. De ahí partieron a Mendoza y al poco tiempo regresaron a Angaco para seguir su vida.
La otra sanjuanina protagonista de esta nota es Francisca. Ella apenas tenía 19 años cuando el terremoto la sorprendió en compañía de su novio Benito y su hermana María.
“Estábamos afuera, en la puerta de la casa cuando comenzó todo”, contó Francisca. “Me agarré fuerte de Benito y lo que recuerdo fue a mi hermana agarrada fuertemente de un árbol”.
“El miedo que sentimos esa noche no lo volví a sentir nunca más en mi vida”, dijo Francisca, “pero gracias a Dios pudimos reponernos y salir adelante”.
http://www.diariohuarpe.com/locales/interes-general/35725-al-cumplirse-70-anos-del-terremoto-del-44-dos-mujeres-cuentan-como-vivieron-esa-historica-y-tragica-noche
La historia de Virginia comienza cinco días antes del terremoto. Sucede que ella había ido a la clínica de la partera Adela Focchi, en calle Laprida y Jujuy, para dar a luz a su segunda hija. La mujer salió a hacer unas compras y ese día la dejó sola a Virginia junto a su nena.
“Me quedé sola (su marido estaba en Angaco junto a su hijo de año y medio) y se me dio por sacarla a la niña de la cunita para tenerla conmigo, cuando de pronto empezó a moverse todo y no había nadie conmigo. Se caían los ladrillos y justo un adobe cayó sobre la almohadita de la cunita. Si no la sacaba…”, dijo Virginia, quien cortó brevemente el relato debido a la emoción que la invadió.
“En un momento, por la ventana del balcón, siento la voz de un hombre que me gritaba ‘Señora, venga, venga’, pero yo no quería por el miedo. El hombre entró y me sacó a mí, abrió la puerta de un auto viejo y me dejó ahí. Después fue a buscar a la niñita y la dejó conmigo”, relató Velasco.
En ese momento, los edificios se caían y el hombre salió corriendo para perderse entre la “lluvia de escombros de abobe”, pero Virginia y su hija, a quién decidió llamar Susana Rosario Milagros, nunca supieron quién fue el hombre que las salvó. “Nunca supe quién era. Me hubiera gustado agradecerle”, se lamentó Velasco.
La joven madre, junto a su hija, pasaron toda la noche en ese auto y al otro día, su marido José Ricardo Torres, la encontró. De ahí partieron a Mendoza y al poco tiempo regresaron a Angaco para seguir su vida.
La otra sanjuanina protagonista de esta nota es Francisca. Ella apenas tenía 19 años cuando el terremoto la sorprendió en compañía de su novio Benito y su hermana María.
“Estábamos afuera, en la puerta de la casa cuando comenzó todo”, contó Francisca. “Me agarré fuerte de Benito y lo que recuerdo fue a mi hermana agarrada fuertemente de un árbol”.
“El miedo que sentimos esa noche no lo volví a sentir nunca más en mi vida”, dijo Francisca, “pero gracias a Dios pudimos reponernos y salir adelante”.
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